domingo, 15 de junio de 2008

Tiempo de mar

¿Sabes quién era Ernestina de Champourcín? ¿Y Concha Méndez? ¿Has oído hablar de ellas?
Pues yo, curiosamente no las descubrí hasta el año pasado, y ahora lo sé. ¡Más vale tarde... !
Sí, fueron dos excelentes Poetas (no me gusta la denominación de poetisas) que formaron parte de la Generación del 27, ese grupo de destacados Poetas (aunque algunos también escribieron teatro o prosa) del que todos podríamos citar al menos cuatro o cinco nombres e incluso recitar alguno de sus poemas.
Sin embargo, no todos han sido reconocidos del mismo modo y a varios hasta se les consideró poetas menores, término que no hace justicia a la intensidad y la calidad de su poesía.
Con motivo de la conmemoración (en diciembre del 2007) del 80 aniversario de la constitución de la Generación del 27 o "Poetas del 27", se han publicado en Andalucía varias antologías poéticas, donde se recogen poemas de estas dos autoras y del resto de los componentes de esta brillante Generación de Poetas (hombres y mujeres). También se han organizado actividades y eventos destinados a acercar a los escolares sus figuras y sus poesías.
De los poemas que he leído de Concha Méndez y de Ernestina de Champourcín, he elegido los tres que escribo a continuación por el tema que tratan: el mar. Espero que os transmitan su energía y su ternura.
  • TIEMPO DE MAR
    El mar me pertenece
    lo hago pasar entero
    entre mis manos ávidas.
    Lo acaricio, le doy
    la única mirada
    sencilla que me queda
    la que aún no han manchado
    ni el miedo ni la muerte.
    Mar limpio entre mis dedos
    goteando esperanzas
    porque sostiene aún
    un velamen con brisa.
    Mar de todos los mares
    hoy contemplo en su espuma
    otros mares antiguos:
    aquel de mi primer
    contacto con las playas
    y el de aquellas lecturas
    codiciosas e incómodas
    bajo algún tamarindo
    y aquel otro del trópico
    sin huellas de turistas
    con esa pulpa tierna
    que ofrece el cocotero.
    Quiero olvidar aquí

    lo que sucedió anoche.
    El mar no tiene culpa.
    Es dócil, mío, puro,
    es un lebrel que lame
    mis plantas mansamente.
    Ernestina de Champourcín
  • ANCHO ES EL MAR...
    Ancho es el mar; él ha de separamos;
    quedarán nuestras almas enlazadas.
    Como un último retrato, en nuestros ojos
    impresas lucirán nuestras miradas.
    El barco en que he de ir está en el puerto;
    a éste seguirá otro en que tú vayas.
    Te esperarán mis brazos, no se en dónde...
    tal vez en algún puerto... en una playa..!
    Concha Méndez

  • ERAN VERDES COMO UN MAR...
    Eran verdes como un mar,
    con reflejos de alto cielo.
    -¡Qué bien sabían mirar!-
    unos ojos que recuerdo.
    En la penumbra lucían
    con una luz de misterio,
    como dos claros abismos
    abiertos a mil deseos.
    Muchas horas tuve cerca
    los ojos verdes aquellos,
    que implorantes me miraban
    ¡y yo hacia por no verlos!
    Y hoy que mirarlos quisiera,
    están tan lejos..., ¡tan lejos!
    Concha Méndez

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