- ¿Nos encontramos mañana a las 10 en el mismo banco de siempre? – propuso él.
- De acuerdo. Hasta mañana. – respondió ella y colgó el teléfono.
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Ella se levantó temprano para arreglarse con tranquilidad. Cogió el bolso y salió a la calle. Hacía un día soleado. A las diez menos cinco ya estaba en el parque y buscó aquel banco donde solían sentarse. Estaba vacío. Miró su reloj, “Aún es pronto”, pensó. Estaba impaciente, pero trató de calmarse y se sentó en el banco a esperarle.
Él madrugó aquel día. Quería ducharse, afeitarse y desayunar sin prisa. Cogió la cazadora y las llaves del coche y salió hacia el garaje. A las diez menos cinco ya había encontrado aparcamiento en un lugar cercano. “¡Qué suerte! – pensó – esto es un buen presagio.” Estaba algo nervioso y tenía ganas de verla. Consultó su reloj, eran las diez en punto y se detuvo en la puerta de entrada del banco. “Seguro que tengo que esperar un poco.”
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Él no llegó nunca a aquel banco del parque. Ella se quedó esperando durante una hora y luego se marchó.
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Ella no llegó nunca a aquella oficina del banco. Él la esperó durante una hora y después se fue.
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Llevan dos meses sin verse. Ni una sola llamada telefónica. Ya no hay nada de que hablar.
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Jejejeje... la vida esta llena de esos malentendidos. Si no somos capaces de capearlos ¡malo!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, seguro que ha sucedido más de una vez...
ResponderEliminarDios...! Que pena. En fin, que se le va a hacer.
ResponderEliminarBesos.
¿ A quien de los dos les falló la memoria, cual de ellos no sabía, no recordaba el lugar exacto de este primer encuentro?
ResponderEliminarSon cosas que no se olvidan, no se perdonan...
Un beso Luisa, preciosa y triste muy triste historia de desamor, de desencuentro..
Luisa... cada uno quedo tildado, del momento donde se dio cuenta que estaba enamorado...no de la primera vez...es una lastima; tantas historias de amor inconclusas... por no animarse, por un desencuentro... por esperar que el otro haga ese llamado… conozco varias historias de este tipo… encuentros y desencuentros… la vida… Espero yo también mejorarme pronto… Besitos. Silvi.
ResponderEliminarJolí Luisa...no podian haber quedado en la Cafeteria de pepe???---besos y buenas vacaciones
ResponderEliminarBuenísimo. Amarga ironía.
ResponderEliminarQue los separen las polisemias es muy fuerte, ja ja.
Si es que a las palabras no hay que echarles cuenta, que nada más confunden.
Besitos, Luisa. Me alegra leerte después de largo tiempo.
Dios nos libre de malentendidos varios...
ResponderEliminarPues menos mal que ningun entendió por banco uno de peces...
ResponderEliminarUn placer volver a pasar por aquí.
Saludos
Encuentros truncados,comunicación rota....todo barreras...como la vida misma...si es que....¡somos humanos que carajo, que complicaditos muchas veces!
ResponderEliminarHistoria contada muy muy bonita.
Un abrazote
Hola Luisa, llego de Discreto lector. Me ha encantado este relato y resalto dos cosas:
ResponderEliminarLo cuentas de tal manera que les has dado vida, y ahí estamos todos sin saber cómo avisarles de que sólo ha sido una confusión.
La palabra es fuente de malentendidos, dice El Principito...
Es tan triste y tan gracioso que te pido si me lo prestás para usar en una clase con adolescentes. Les hará gracia, les dará tristeza; y seguramente los ayudará a reflexionar acerca de las palabras.
Un abrazo,
maría
Ah, visítame. Te espero con muchas lecturas, claro.
Hola, amigas y amigos:
ResponderEliminarToda una gama de comentarios de lo más variados. Gracias a tod@s.
JUAN LUIS: A veces nos suceden situaciones como ésta por un malentendido o por falta de comunicación. ¡Una pena! Tenemos que aprender a superarlos.
Un abrazo.
PEDRO OJEDA: Seguro que ha pasado ya más de una vez... aunque no sea exacta la escena, digo la historia.
Un abrazo.
CORNELIVS: Desde luego, es una pena. Pero, quizá si uno de los dos hiciera de nuevo una llamada...
Un abrazo.
SELMA: Llevas mucha razón, Selma, ¡cómo han podido confundir cuál es el sitio de siempre! Parece que cada uno recordaba un encuentro distinto. Y eso los ha separado de nuevo.
Besos.
SILVI(REIKIJAI): Conocemos una o varias historias de este tipo, que se parecen a ésta. En ocasiones, como la del relato, por un "estúpido malentendido".
Espero que ya estés recuperada. Besos.
MANUEL DE LA ROSA: Ja, ja,... Me he reído con tu ocurrencia, paisano. Desde luego, podían haber quedado en un lugar concreto como esa cafetería que dices, así no se habrían equivocado... ¿o sí?, ¿habrá dos cafeterías con el mismo nombre?
Un abrazo.
PARSIMONIA: Es verdad que las palabras que tanto ayudan en la comunicación, a veces, sirven para "complicarnos" las cosas y no nos entendemos (o lo entendemos mal, que es peor).
Yo también me alegro de verte de nuevo.
Besos.
LETICIA: Eso, eso, que no nos pase a nosotros. Habrá que puntualizar bien las palabras...
Besos.
DAVID CARRASCOSA: El de los peces iba a ser un sitio poco recomendable para esperar a alguien durante una hora, ¿no? Ja, ja.
Un abrazo.
SARA: La falta de comunicación o la mala comunicación, con malentendidos como este, puede romper una relación de pareja, de amistad... Totalmente de acuerdo, somos muy complicados.
Besos.
MIC(MARÍA): Bienvenida a este blog, y además, llegas desde el de un amigo.
Me alegra que te guste el texto. Si quieres, puedes utilizarlo en las clases con tus alumnos, no hay ningún inconveniente.
He entrado a visitar tu blog y me ha gustado: un barco cargado de palabras y de ilusiones.
Espero encontrarte de nuevo por aquí.
Besos.
Lo has contado estupendamente. Pero él era un poco idiota (¡quedar en una sucursal bancaria!). A lo mejor, si se lo hubiera dicho así, ella habría quedado espantada y no habría aceptado la cita.
ResponderEliminarY no tendrían que pagar los dos por ello.
Pero pon un idiota en tu vida y échate a temblar.
Gracias, Nán. Me ha hecho gracia tu comentario. Desde luego, que sólo se le ocurre a él concertar un encuentro en la puerta de la sucursal de un banco. ¡Qué poco romántico! Seguro que, de entenderle, ella le hubiera dicho que no y le estaría bien empleado.
ResponderEliminarUn abrazo.