viernes, 30 de julio de 2010

Encuentro al atardecer

Se encontraban siempre al atardecer.
Ninguno de los dos necesitaba consultar un reloj ni escuchar un silbido para saber que había llegado ese esperado momento del día.
El estanque era el lugar ideal para su cita diaria.
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Al llegar, uno por cada lado, se detenían un instante.
Se miraban, aproximaban sus cabezas... y comenzaban un baile lento y suave, una coreografía de movimientos bien coordinados.
Su piel oscura brillaba en cada estudiada pirueta que dibujaban sus cuerpos.
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Así, un día tras otro, durante todo el verano, Molly y Jerome eran la atracción principal de todos los visitantes del parque.
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Foto propia realizada el verano pasado durante la visita al Loro Parque de Tenerife.